Este 24 de junio, se celebra el día Internacional contra la contaminación electromagnética. Una fecha para tratar de concientizar a la población de los riesgos de la contaminación invisible que tiene consecuencias en la salud de las personas y otros ámbitos.
La contaminación electromagnética, conocida también como electropolución o electrosmog, es la presunta existencia de la exposición excesiva a las radiaciones del espectro electromagnético o campos electromagnéticos, que generan los equipos electrónicos de la actividad humana.
Es considerada “contaminación” porque ciertos campos electromagnéticos podrían ser, para las especies vivas, un factor que puede afectar a su salud o hábitos reproductivos. Cuestiones que son objeto de polémica social y mediática, así como también de intenso estudio académico, sin que haya podido comprobar científicamente la existencia de efectos adversos hasta el día de hoy.
Algunos campos electromagnéticos, expuestos a muy altas intensidades pueden presentar efectos nocivos comprobados, fundamentalmente por el efecto térmico que pueden causar como por ejemplo el campo electromagnético de un horno microondas.
La Organización Mundial de la Salud estima que los niveles promedio de intensidad a los que se somete un adulto, en los países desarrollados no causan efectos adversos para la salud. Igualmente la OMS considera que no existe correlación entre los altos niveles de campo electromagnético y los síntomas de la denominada hipersensibilidad electromagnética, cuyas causas aún no se conocen.