Instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1990. Se dejó en 1999 y se volvió a retomar en 2001, para promover a nivel mundial la cultura de la reducción de los desastres naturales. El objetivo de este día es prevenir, mitigar y lograr que la humanidad esté preparada para enfrentarlos.
Lo esencial es buscar y disminuir las pérdidas de vidas, la afectación económica, social y ambiental derivada de los peligros naturales, los desastres tecnológicos y ambientales. Las bases de este plan, son cuatro.
Aumentar la conciencia de la humanidad con respecto a los riesgos y vulnerabilidad sobre los desastres naturales, cuanta más información posea cada persona, organización y gobierno, la forma de enfrentar los desastres naturales será más eficaz. Lograr el compromiso de las autoridades del gobierno para la colaboración con los estados en la educación y legislación. Estimular alianzas interdisciplinarias. Por último, aumentar los conocimientos científicos sobre el tema, lo que implica inversión y reconocimiento nacional e internacional.
Existen organismos que llevan adelante este plan; el Equipo de Tareas Interinstitucional encabezado por el Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Secretaría Interinstitucional de la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres. Un 75 por ciento de la población a nivel mundial vive en zonas que han sufrido al menos una vez un terremoto, un ciclón tropical, una inundación o una sequía entre 1980 y 2000. Los saldos de estos desastres naturales son de doscientas personas muertas por día en todo el mundo y de cifras económicas inimaginables. Los desastres naturales están ligados al desarrollo humano, atender las consecuencias de los desastres implica desatender cuestiones esenciales de un país, como la seguridad, vivienda, medioambiente, educación etc. Otro aspecto que se destaca en cada día internacional para la reducción de los desastres naturales es que estos, a veces, son producto del mismo desarrollo (urbanización, agricultura intensiva, etc.).
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, elaboró una variable que permite comprender mejor la relación entre el desarrollo y los riesgos de desastre en el mundo: el IRD (Índice de Riesgos de Desastre). El parámetro sirve para medir y comparar entre países los niveles relativos de exposición física al peligro, la vulnerabilidad y los riesgos, para encontrar indicadores de vulnerabilidades. El 94 por ciento de los fallecidos por desastres naturales se deben a: ciclones tropicales, terremotos, inundaciones y sequías; un millón y medio de personas murieron entre los 1980 y 2000 detrás de los cuales, por cada uno se deben contar 3000 seres humanos más que resultaron afectados. Se determinó que los países desarrollados solo albergan al 15 por ciento de la población en riesgo de sufrir consecuencias por los desastres naturales; es decir la pobreza aumenta una mayor exposición durante los desastres. Se comprobó que 113 millones de personas se encuentran expuestas cada año a terremotos, 119 millones a ciclones tropicales, 196 millones a inundaciones y 220 millones a sequías. Estos desastres se han acrecentado en magnitud y frecuencia por el abuso y ataque del ser humano al medioambiente, por lo que una política ecologista podría ayudar a disminuir estos datos.
El día internacional para la reducción de los desastres naturales es un día para reflexionar sobre la importancia de hacer frente velozmente a los riesgos de su producción y comprender que es fundamental que los gobiernos, actúen y tengan estrategias si desean reducir los riesgos y lograr la mitigación de los existentes. La afectación a la naturaleza, los asentamientos en zonas de riesgo, la pobreza, la ignorancia, la imprevisión, son solo algunos de los factores que acentúan la peligrosidad de los desastres naturales.